¡Que te den calabazas!

 

¡A mí me gusta el otoño! Lo he expresado muchas veces a través de diferentes artículos, hemos hablado de carnes de caza, de setas, de legumbres... Pero un producto que siempre ha estado asociado a esta época del año y que desde hace unos años está recuperando protagonismo es la calabaza.

 

Finalmente reconocida como una gran aliada a una dieta sana, las propiedades de las calabazas son innumerables, especialmente las variedades de otoño e invierno, proporcionan vitaminas y minerales esenciales sin aportar apenas calorías, así como una gran riqueza vitamínica, especialmente de beta caroteno o provitamina A y de las otras dos vitaminas antioxidantes, la C y la E.

 

Otra de las propiedades de la calabaza es que proporciona licopeno, el propio pigmento antioxidante del tomate, y diversas vitaminas del grupo B, (B2 y B6 y ácido fólico). Entre sus minerales destacan el potasio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el zinc. Aparte de tener pocas calorías, es uno de los alimentos más medicinales de nuestros huertos.

 

Es verdad que comprar una calabaza entera puede dar un poco de respeto, pero recuerda que se conserva bastante tiempo y hay muchasformas de incorporarla en tus recetas de otoño.

 

Por ejemplo, si eres “adicto” a la crema de calabacín en verano la crema de calabaza en otoño se convertirá en uno de los platos fijos de tu mesa, con muchas más posibilidades de aromatizar que una crema estival. Añade un poco de curry para darle un toque oriental o naranja para un toque sorprendente y, a la hora de añadir queso, recuerda que los quesos azules serán el contrapunto ideal a la dulzura de la calabaza.

 

¿Amante de los arroces? Un risotto de calabaza y gorgonzola sorprenderá a tus invitados y para los seguidores del veganismo nada como un curry de lentejas y calabaza.

 

Si deseas incorporarla en ensaladas o como acompañamiento de pescados y carnes a la brasa nada mejor que cocerla en el horno cortada a dados de unos dos centímetros unos 25 o 30 minutos a 180ºC, aderezados previamente con aceite, sal y pimienta.

 

Incorporarla también a los estofados y guisos, especialmente de carne, como una verdura más que además hará más digestible este tipo de platos contundentes.

 

Y, si investigas un poco, también encontrarás deliciosos postre a base de calabaza. ¡Todo es ponerse!

 

Vinos y calabazas

 

¿Y qué vinos servimos con esta verdura? Piensa más en el plato que en la calabaza en sí, ya que incluso una crema de calabaza acepta diferentes tipos de vinos.

Tintos jóvenes y afrutados como garnachas y tempranillos. Blancos con crianza, o con cierta corpulencia, para los risottos y pastas. Xarel·los con crianza, garnachas blancas, viognier o chardonnays son combinaciones ganadoras.

 

 

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Blancos, rosados y tintos ligeros si juegas con platos de inspiración oriental como los currys. Sauvignons blanc, rosados pálidos o tintos de pinot noir son los más aconsejables.

 

Por el contrario, si incorporas la calabaza en estofados como fricandó o carne de caza, puedes combinarlos con vinos más potentes como merlots, cabernets o cariñenas.

 

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Este otoño súmate a las recetas con productos de temporada y descubre nuevas combinaciones con diferentes estilos de vino.

 

Buen provecho.

 

Por Sergi Castro - Sommelier
@sergitannic