Durante décadas, Doroteo Rodero cultivó con tesón pequeños majuelos de tempranillo, en unos pagos que siglos atrás pertenecieron a los capellanes de Pedrosa de Duero. Con el objetivo de continuar su legado y seguir trabajando la viña para preservarla, su hijo Paco Rodero junto con su esposa Conchita Villa, recuperaron el viñedo familiar y ampliaron ese trabajo en parcelas cercanas. Ellos dos fueron unos de los primeros viticultores en la Denominación de Origen Ribera del Duero fundando en 1996 Pago de los Capellanes. Con una crianza de 36 meses en barricas de roble francés de grano extrafino, Doroteo es un vino maduro y fresco, paradoja que solo resuelven los viñedos más antiguos y bien manejados. Tras una vendimia seleccionada grano a grano, el lento proceso de elaboración consigue la máxima expresión de la uva. La larga crianza en barrica y en botella permite obtener un vino elegante y potente a la vez, un exponente de clasicismo y de larga vida.